La Naranja Mecánica Popular sigue demostrando que no importan las condiciones a las que se enfrente, siempre peleará hasta el último minuto hasta la victoria. Y que no permite distracciones. Para muestra basta un velcro (un botón no, porque tiene un claro componente reaccionario).
Minuto 25 del primer tiempo: el score no se había podido mover del 0 a 0. La Naranja, a pesar de empezar con seis jugadores el partido (el Texeira cabeceaba en otras canchas hasta que una rápida llamada lo puso en la nuestra), marcaba un claro dominio del juego pero no podía concretarlo en las redes. Final del primer tiempo (minuto 30 para los distraidos, porque esto no es fúbol profesional, aunque haya más magia que en el Estadio), y la Naranja ganaba 4 a 0. Botijas, no se distraigan cuando la Naranja está en la cancha!! Nos fuimos literalmente al carajo, metimos una diferencia que no era tal, pero como en fútbol lo que cuentan son los goles, los clavamos sin piedad. Se durmieron hasta en el saque del medio. Cinco minutos que nos dieron tranquilidad, que nos dieron serenidad, que nos dieron respiro (aunque algunos no lo notamos, porque llegamos al 5º ahogo masomenos) para el segundo tiempo. Un equipo que no tuvo cambios, que no tuvo refresco ni limonada. Que apenas realizó un cambio de golero para darle al Biyo la oportunidad de jugar un poquito fuera del área en los últimos diez minutos.
Así está la Naranja. Imparable. Metiendo de a siete en cada partido. Aunque algunos al observarnos, tengan una imagen similar a la que encabeza este post, les estamos demostrando que nos parecemos más a la de abajo. Sumando a pesar de los avatares de las múltiples actividades de extensión los fines de semana. Sobre esto último: vamo a cortarla muñano! Los días de partido hay que traer a los compas de la Bella a que conozcan el Estadio! Que las salidas de campo se hagan en el predio del Centenario que está para la mierda y hay que ponerle un poco de pienso agronómico! Las reuniones con las orgas se tienen que hacer en el Comedor! y las coordinaciones las hacemos rotativas, con un desodorante colectivo en la puerta para los delicaditos que se puedan quejar por los olores a gloria! (ta, jiede la gloria, pero se tapa con axe instint, ese con olor a cuero bien motoquero y que recuerda a Lorenzo Lamas. Digan si no pensamos en ellas).
Del cuadro contrario una anécdota increible. Había un par que se pasaron toda la mañana tirando caños. Nos habrán hecho como cinco o seis (siete no, ese número es nuestro; y si yo me comí por lo menos uno). Me imagino los diálogos al final del partido: bo, viste los caños que se comieron!! Cierren las piernas botijas! como pasaban esas pelotas eh! Ole! Ole! ... Estimados: el monito se hace al inicio para calentar nuestros eximios cuerpos. Después el objetivo es meterla entre los tres caños que están custodiados por el golero del cuadro contrario, y los caños no cuentan ni siquiera de visitantes. Digo, porque además la mayor parte del tiempo las pelotas terminaban en nuestros pies. Reconsideren sus prioridades, con cariño.
Por último, les dejo las fotos de una amiga que cayó a ver el partido. Dice que llegó tarde; faltando cinco para finalizar el primer tiempo. Salú
Minuto 25 del primer tiempo: el score no se había podido mover del 0 a 0. La Naranja, a pesar de empezar con seis jugadores el partido (el Texeira cabeceaba en otras canchas hasta que una rápida llamada lo puso en la nuestra), marcaba un claro dominio del juego pero no podía concretarlo en las redes. Final del primer tiempo (minuto 30 para los distraidos, porque esto no es fúbol profesional, aunque haya más magia que en el Estadio), y la Naranja ganaba 4 a 0. Botijas, no se distraigan cuando la Naranja está en la cancha!! Nos fuimos literalmente al carajo, metimos una diferencia que no era tal, pero como en fútbol lo que cuentan son los goles, los clavamos sin piedad. Se durmieron hasta en el saque del medio. Cinco minutos que nos dieron tranquilidad, que nos dieron serenidad, que nos dieron respiro (aunque algunos no lo notamos, porque llegamos al 5º ahogo masomenos) para el segundo tiempo. Un equipo que no tuvo cambios, que no tuvo refresco ni limonada. Que apenas realizó un cambio de golero para darle al Biyo la oportunidad de jugar un poquito fuera del área en los últimos diez minutos.
Así está la Naranja. Imparable. Metiendo de a siete en cada partido. Aunque algunos al observarnos, tengan una imagen similar a la que encabeza este post, les estamos demostrando que nos parecemos más a la de abajo. Sumando a pesar de los avatares de las múltiples actividades de extensión los fines de semana. Sobre esto último: vamo a cortarla muñano! Los días de partido hay que traer a los compas de la Bella a que conozcan el Estadio! Que las salidas de campo se hagan en el predio del Centenario que está para la mierda y hay que ponerle un poco de pienso agronómico! Las reuniones con las orgas se tienen que hacer en el Comedor! y las coordinaciones las hacemos rotativas, con un desodorante colectivo en la puerta para los delicaditos que se puedan quejar por los olores a gloria! (ta, jiede la gloria, pero se tapa con axe instint, ese con olor a cuero bien motoquero y que recuerda a Lorenzo Lamas. Digan si no pensamos en ellas).
Del cuadro contrario una anécdota increible. Había un par que se pasaron toda la mañana tirando caños. Nos habrán hecho como cinco o seis (siete no, ese número es nuestro; y si yo me comí por lo menos uno). Me imagino los diálogos al final del partido: bo, viste los caños que se comieron!! Cierren las piernas botijas! como pasaban esas pelotas eh! Ole! Ole! ... Estimados: el monito se hace al inicio para calentar nuestros eximios cuerpos. Después el objetivo es meterla entre los tres caños que están custodiados por el golero del cuadro contrario, y los caños no cuentan ni siquiera de visitantes. Digo, porque además la mayor parte del tiempo las pelotas terminaban en nuestros pies. Reconsideren sus prioridades, con cariño.
Por último, les dejo las fotos de una amiga que cayó a ver el partido. Dice que llegó tarde; faltando cinco para finalizar el primer tiempo. Salú
